martes, 14 de diciembre de 2010

LA INMIGRACIÓN

Es uno de los problemas más preocupantes de los últimos tiempos. La falta de empleo, el hambre y el analfabetismo son algunos de los factores por los que la mayoría de inmigrantes toma la decisión de marcharse de su país sin importarles las dificultades a las que tendrán que enfrentarse.
Entre los inmigrantes se encuentran dos categorías “regulares” y “irregulares” también llamados “sin papeles” por no estar en situación legal. Estos tienen un alto riesgo de sufrir exclusión social (exclusión del mercado laboral, situación de pobreza, residir en infraviviendas, aislamiento y la carencia de apoyos institucionales). La integración no será fácil si no hacemos frente a un nuevo sistema social y cultural donde está presente el paro, la discriminación, el racismo y la xenofobia.
En la situación actual los inmigrantes sólo pueden aspirar, en su gran mayoría, a vivir en zonas deprimidas económica, social y culturalmente, lo cual genera una inadaptación aún mayor.
La inmigración es un fenómeno que está ahí y va a seguir estando, independiente de que nuestra sociedad lo quiera o no y de la actitud que adoptemos ante ella. En este sentido, las consecuencias de ese hecho inevitable sí pueden variar según la actitud que adoptemos la sociedad receptora. Si por encima de otros aspectos, situamos el valor de lo humano, la inmigración supone un reto y por lo tanto, no hemos de entenderla como una amenaza a nuestro estado de bienestar, sino como una magnífica ocasión para enriquecernos mutuamente.

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